¿Alguna vez ha ocurrido que tuviste un día increíblemente productivo, o incluso una semana, en la que realmente te empujaste a ti mismo para hacer el trabajo espiritual y compartir con tantas personas como fue posible, sólo para conseguir caos y negatividad al día siguiente?
Si es verdad que nuestras acciones son como bumerangs y cuando hacemos el bien, el bien se regresa a nosotros... ¿por qué ocurre esto?
Los kabbalistas enseñan que nuestra vida en esencia no es vivida en la secuencia real. Todo está fuera de orden, y por tal razón generalmente no vemos la verdadera conexión entre nuestras acciones y los resultados.
Si conocemos a nuestra alma gemela el día de hoy u obtenemos un trabajo de ensueño, es posible que no tenga nada que ver con lo que hicimos ayer o la semana pasada. Es más seguro que sea la semilla que sembramos hace tiempo atrás; es el fruto nacido de una acción espiritual radical que escogimos llevar a cabo en años o vidas pasadas. (Mi madre tiene un nuevo libro sobre este concepto que recién salió a la venta llamado: "Continuará: La rencarnación y el propósito de nuestras vidas"). Por otro lado, si nos encontramos con negatividad, puede deberse a un gran momento de desconexión que ocurrió hace tanto tiempo atrás que se nos hace difícil recordarlo.
No existiría la necesidad de un libre albedrío real si todo fuera un resultado de lo que hicimos hace 5 minutos o ayer. Si cuando robamos, nuestra mano fuese cortada, ciertamente nunca escogeríamos robar. Si cuando ayudamos a una ancianita a cruzar la calle recibiéramos un millón de dólares, ¡todos estaríamos tumbándonos en una carrera por llegar al anciano más cercano! El tiempo y el espacio entre nuestras acciones, aunque se hace difícil ver la conexión entre la causa y el efecto, es lo que al final nos da la opción de ejercer una naturaleza dadora por encima de una egoísta.
Ya que no veremos la causa real de las circunstancias en nuestras vidas, las cosas podrían parecer azarosas para nosotros desde nuestro punto de vista limitado. Pero no existe tal cosa como los eventos fortuitos.
Para permanecer en un camino espiritual, es importante recordar que existe orden en el cuadro completo.
Este entendimiento debería inspirarnos a tomar cada oportunidad que podamos para hacer tanto bien como nos sea posible, sin ataduras por ver resultados inmediatos.
Nunca sabemos cuando esa pequeña acción dadora crecerá en la bendición exacta que necesitaremos en cinco, diez o veinte años adelante en el camino.
Todo lo mejor,
Yehuda
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