-Observo los animales, y he aprendido de ellos muchas lecciones que pueden transformar la vida de un hombre – dijo el yogui.
-Enséñame lo que sabes, y yo te enseñaré lo que aprendí, pues, en cierta ocasión, un pez me salvó la vida – responde Nasrudin.
El yogui se queda asombrado: si un pez salvó la vida de aquel hombre, debe tratarse sin duda de un santo. Decide, por tanto, enseñarle todo lo que sabe.
Cuando termina, le dice a Nasrudin:
-Ahora que te he enseñado todo lo que sé, sería para mí un honor escuchar la historia de cómo un pez te salvó la vida.
-Fue sencillo. Yo estaba casi muriéndome de hambre cuando lo pesqué, y gracias a él conseguí sobrevivir tres días.
VÍA REFLEXIONES DIARIAS
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