"No somos un cuerpo físico con experiencias espiritualesSomos un ser espiritual dentro de un cuerpo físico".
Los seres humanos hemos perdido en alguna parte de nuestra historia la autenticidad y en consecuencia la posibilidad de ser íntegramente felices. Muchas veces tenemos una vida que no queremos, por complacer a otros, nos disfrazamos con mil caras, hasta que olvidamos la nuestra, dejando olvidados nuestros ideales y sueños, traicionando nuestros principios y valores más profundos.
La libertad esencial renacerá cuando sigamos incondicionalmente los dictados de nuestro corazón, de nuestra intuición. Cuando consideremos a nuestros semejantes como hermanos, respetándolos y amándolos.
Cuando decidamos vivir plenamente, en paz y en armonía con la naturaleza. Cuando aceptemos que nuestra espiritualidad se debe vivir en todo momento y en todo lugar, sin excepciones. Cuando prive el bien común antes que el nuestro. Cuando estemos dispuestos a dar sin esperar recibir. Cuando empecemos crecer y trascender.
Recobremos el sentido de lo sagrado en nuestra vida cotidiana, para incorporarlo de alguna forma a la relación con nuestros semejantes, con la madre tierra, con Dios, y sobre todo con nosotros mismos.
Para mí, la espiritualidad consiste en vivir de acuerdo con nuestros principios y valores. Es sentir, es buscar nuestras propias metas, es crecer, es disfrutar, es caminar a nuestro propio ritmo y velocidad, con ese que lleva a los árboles a despojarse de sus hojas en invierno y al sol a salir cada mañana.
Dejarnos llevar por ese aliento sagrado implica dar gracias cada vez que podamos por la oportunidad de estar vivos, por la cantidad de bendiciones que llueven sobre nosotros y los regalos que llegan cada día. Orar o meditar no sólo para pedirle al Señor Dios que nos proporcione bienes y favores, sino también para agradecer por su presencia en nuestra vida.
Practiquemos el acto de bendecir, pues es también una forma de reconocer y apreciar lo que recibimos. No es rico aquel que tiene todo lo que quiere sino aquel que quiere todo lo que tiene, de modo que la gratitud poco a poco disminuirá tu necesidad de poseer y aumentará la de disfrutar, transformándote en una persona generosa y desapegada.
Espiritualidad cotidiana consiste en compartir con nuestra pareja, con los amigos y con nuestros hijos, las experiencias, vivencias y reflexiones que nos permitan resolver con éxito las situaciones que enfrentamos cada día. De esta manera nuestros hijos crecerán con un sentimiento espiritual de respeto, estima y amor por su existencia.
Espiritualidad cotidiana implica empezar a vivir nuestra vida de una forma diferente, haciendo que cada momento sea una celebración.
Crea tu propio calendario con el día de la familia, el del disfrute, el del amor, el del consentimiento, el de los amigos, el de las flores, el de la cocina, el día de no hacer nada... y disfrútalos intensamente.
La espiritualidad cotidiana alimenta la esperanza de encontrar un mensaje clandestino de la Divinidad dirigido a ti personalmente, mantente abierto a buenos augurios, señales, bendiciones casuales, alerta y despierto a los mensajeros del mundo del espíritu.
La espiritualidad cotidiana implica no juzgar, o dejarnos llevar por nuestros prejuicios. Revisa las críticas que haces a los demás y piensa que quizás lo que dices revela más de ti mismo, que de ellos.
Para recibir la inspiración y el alimento espiritual necesitamos de tranquilidad y paz interior. Construye tu santuario personal. Ese sitio privado en donde puedas experimentar la quietud maravillosa que limpia las puertas de la percepción, renueva nuestra capacidad de asombro y valoración por las pequeñas cosas y reordena nuestros valores y prioridades.
Desconecta los teléfonos, y siéntate ahí hasta que tu respiración se vuelva más lenta y apacible, en ese espacio que siempre espera en el centro de ti mismo.
La espiritualidad está en cada uno de tus actos, en cada flor que sonríe contigo, en cada amanecer, en los verdes y frescos campos, en la suave brisa, en tus logros, en tus fracasos, en tus alegrías, en tus tristezas, en tus sueños, en ti , en lo que haces, en lo que entregas, en tus manos, en tu amor. Sigue su infinita senda de alegría y plenitud.
¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!
MAYTTE
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