Gabriel Sandler
El miedo al rechazo suele impedirnos tantas y tantas experiencias. Lo más increíble del caso es que, si pudieses elevarte y observar ambas partes en perspectiva, muchísimas veces verías cómo, mientras A no se anima, B tampoco. Y los dos, A y B, ¡¡¡querrían!!!
Y ¿qué es lo peor que podría pasar? Recibir un “no” como respuesta. ¿Es tan grave? Practícalo. Prueba, y verás que muchas veces aquello de “la única gestión que fracasa seguro es la que no se hace”, es cierto.
No temas al rechazo, anímate a intentarlo y acepta que el otro a veces no pueda, otras veces no quiera, y que eso no tiene nada de malo.
No le des tantas vueltas. Anímate, y te sorprenderás.
VÍA SOLO CRECER
No hay comentarios:
Publicar un comentario