En la India existe una historia muy antigua sobre un primer ministro que se empezó a interesar por la meditación. Abandonó su cargo y se retiró al bosque. El rey sentía mucha curiosidad por saber qué le había ocurrido a ese hombre para dejar un puesto tan importante, así que fue a visitarlo.
El primer ministro estaba sentado bajo un árbol con las piernas estiradas. Cuando llegó el rey, él no se levantó, sino que siguió sentado. El rey le dijo que creía que se había hecho religioso, pero que lo que se había vuelto era incivilizado e incluso maleducado.
El primer ministro se rió y le dijo: "¿Qué más da? Te respetaba, no por ti, sino por una cuestión de ego. Ahora he abandonado el ego, me da igual lo que me llames: educado, maleducado, civilizado, incivilizado. He abandonado el juego". Dicen que el rey se quedó muy impresionado.
Seguramente esa persona encontró algo que era más valioso, porque esa es la única manera de abandonar otra cosa. Cuando descubres algo de mayor valor, abandonas lo de valor inferior; cuando descubres una forma más dichosa de vivir, abandonas la forma infeliz. Si no la abandonas, quiere decir que todavía no la has encontrado, eso es todo.
Osho, Cara a cara con Osho. El martillo en la roca
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