sábado, 4 de enero de 2014

HOY HE MUERTO Y HE CONOCIDO A MI ÁNGEL ..(2)





Dicen que, al morir, tu vida pasa veloz ante tus ojos… No es cierto, al menos en mi caso. Acabo de comenzar mi viaje y ya he descubierto algo en lo que estaba equivocado.

Había oído decir, por parte de aquellos que habían tenido experiencias cercanas a la muerte que, al fallecer, tus vivencias pasaban ante ti como si estuvieras en un cine que va rápido, muy rápido.

Cuando he muerto, nada de eso me ha sucedido. Ha sido al manifestar mi voluntad de hacer el viaje por mi vida junto a Svadharma (al que, por cierto, sigo sin ver aunque puedo sentirlo y comunicarme con él)- , ha sido justo en ese instante, cuando he tenido una experiencia que me va a costar describir con palabras: he vivido mi vida, entera, en un eterno presente.

No es que haya pasado rápido, tampoco ha sido lento. No ha habido antes ni después. Ha sido algo que no sé cómo explicar.

Dice Svadharma que el tiempo no es más que la unidad de medida de lo que se deteriora. Afirma que sólo lo material es susceptible de cambio y, por tanto, de destrucción y, puesto que ahora carezco de materia, me ha dado a entender que estoy más allá del tiempo. Y, a la vista de lo que he vivido, es posible que tenga razón.

Pero lo que no estoy es más allá del lenguaje para comunicarme contigo, así que deberé ajustarme a sus límites y expresarme de un modo que, aunque inexacto, te pueda hacer intuir de qué estoy hablando.

Vamos allá: más que el símil de la película de cine en la que eres el protagonista, es algo parecido a estar viviendo, al mismo tiempo, todos los instantes que han compuesto tu vida (en este caso, la mía) siendo plenamente consciente de todos y cada uno de ellos. Es una auténtica explosión de vida, de sentimientos, de conciencia… He visto, sentido y revivido mi existencia como una unidad, no como una suma de momentos.

Svadharma ha estado junto a mí, como dice que ha estado siempre, y me ha llamado la atención sobre detalles, decisiones, vivencias, consecuencias… Ha respondido a mis preguntas y me ha formulado otras que me han hecho abrir los ojos.

Necesito transmitirte –aunque sea de un modo deficiente- lo que he experimentado y descubierto. Cuando estaba vivo, de haberlo sabido, habría dado mi alma por intuir la cuarta parte de lo que pretendo contarte.

Ojalá te haga la mitad del bien que me ha hecho a mí y aprendas, en vida, las lecciones que yo he aprendido con la muerte.

Te invito a compartir mi viaje, para que dispongas de un mapa a la hora de iniciar el tuyo. Así, te será más fácil disfrutar del trayecto y llegar, si así lo deseas, a buen puerto.

http://meditacionesdeldia.wordpress.com

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