Erma Bombeck escribe: “Te pasas la vida tratando de hacerlas volar. Corres con ellas hasta quedar sin aliento. Caen al suelo. Chocan con los tejados. Tú las remiendas, las consuelas, las ajustas, y las enseñas. Observas cómo el viento las mece y les aseguras que un día podrán volar. Finalmente vuelan. Necesitan más hilo y tú sueltas más y más, y sabes que muy pronto la bella criatura se desprenderá de la cuerda de salvamento que la ata y se elevará por los aires, como se espera que lo haga, libre y sola. Sólo entonces te das cuenta de que has hecho bien tu trabajo.”
Los hijos siempre serán hijos, un hilo de amor invisible e infinitamente largo nos mantendrá unidos a ellos aunque vuelen libres como el viento.
Permite a tus hijos que te llamen por tu nombre cuando llegue el momento. Dirigirse a los padres con “Mamá” y “papá” los mantiene niños. Deja que crezcan.
Plano Creativo
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