Ese apego a la idea de misión hacía que sintiese mi vida como carente de sentido y propósito y el dolor era insoportable. Y por más que pedía una asignación divina, conocer cual era mi misión, ese conocimiento se me resistía...
Soltar la idea de misión asociada a algo concreto que tengo que hacer ha supuesto un gran cambio en mi vida. Entender que no hay nada que tengas que hacer, diferente a lo que estás haciendo me ha traído una gran paz. Darse cuenta de que tu misión es lo que estás viviendo en este mismo momento. No se trata de salvar a nadie, despertar a nadie, inspirar a nadie...no tiene nada que ver con nadie más que contigo y tu propia vida. Siempre has estado viviendo tu misión, no puedes desviarte del camino aunque el ego te haga creer que si. Siempre has caminado por la senda de baldosas amarillas como Dorothy en el Mago de Oz. Otra cosa es que seas consciente de ello o no. Tu misión se está desplegando en este mismo instante delante de tus narices. ;)
VIVIR EN LA LUZ
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