Ilusiónate, sin que nadie te dé motivos
El día que no encuentres motivos para ilusionarte, invéntatelos, porque seguro que atraerán otros que sí lo harán, hasta que automotivarse no sea un ejercicio forzado, sino un modo de vida.
Tienes dos posibilidades:
· Dejarte zarandear por la vida (estar feliz cuando los estímulos externos te elevan e infeliz cuando te hunden).
· Fluir con la vida (sentirte Uno con ella y experimentar el equilibrio que te otorga ser dueño de ti, saber lo que te hace sentir bien y hacerlo).
Pase lo que pase fuera, ya eres quien eres dentro. Si te olvidas de quien eres, estarás a merced de quien quieren los demás que seas.
Pero nadie mejor que tú sabe quién eres y lo que quieres
CONCHA BARBERO
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