Soy el ave que golpea tu ventana por la mañana
soy tu compañero, al que no puedes conocer,
soy las flores que iluminan al ciego.
Soy la cresta de un glaciar que se asoma por los bosques deslumbrante
y las voces de latín de las torres de la catedral,
soy el pensamiento que de repente se te presenta al mediodía
y te llena de una felicidad singular.
Soy el que has amado hace mucho tiempo.
Te acompañé en tu camino de día,
te miro atentamente
y pongo mi boca en tu corazón,
pero tú no lo sabes.
Soy tu tercer brazo y soy tu segunda
sombra, la blanca,
para quien no es tu corazón
y jamás puede olvidarte.
Rolf Jacobsen.
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