La valoración recíproca es otro de los fundamentos del amor. Necesitamos ser amados como únicos e insustituibles, brillar con luz propia en la relación. Según Alberoni: «Una pareja sigue enamorada si las dos personas cambian, crecen, se transforman y se reencuentran, se redescubren, y se vuelven a ver con los ojos resplandecientes del estado naciente». Por eso es esencial preservar aquello que hubo en la atracción inicial, en los albores del encuentro, para poder recurrir al fuego original en los momentos de oscuridad.
Así pues, en una relación de seres en proceso de crecimiento se elige al otro como compañero/a, no para que nos salve, proteja, sostenga o adore. Tampoco para escapar de una situación o para que nos proporcione seguridad. Optamos por una relación privilegiada para brindarnos la oportunidad de ir un poco más allá en nuestro viaje hacia el corazón, lo que significa que a través de la relación podemos conocernos, expresarnos y desarrollarnos con una mayor profundidad.
Ascención Belart.
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