“Si amo a la que eres, ¿qué me impide amarte como eres?
Si amas al que soy, ¿por qué no me amas como soy?
Si nos amamos para cambiarnos, ¿por qué no cambiamos de amado?”
La aceptación entendida como un ejercicio de desapego y desprendimiento y no como sinónimo de la tolerancia ni de la resignación. Nos aceptamos el uno al otro en nuestras diferencias, sin entrar en el círculo tóxico de las exigencias, las culpas, las disculpas, las reprimendas, los premios, los castigos, los reproches, las promesas…
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