sábado, 13 de octubre de 2012

MISTERIOS:...JUANA, EL PAPA QUE RESULTÓ...SER MUJER....!!!!!!

Durante años, en el Vaticano existieron dos sillas de mármol en las que los Papas eran coronados. Estas sillas tenían agujeros en los asientos. Según la tradición, gracias a esos hoyos se podía comprobar el sexo del Papa.

¿Por qué era necesaria esta comprobación? Según algunos, esto se debe a una mujer cuyo nombre fue borrado de la historia, una mujer que ocupó un lugar reservado para hombres: la Papisa Juana.

En el año 1280, un hombre llamado Martín de Opava escribió acerca de una mujer, llamada Juana, que nació en el año 822 y era hija de un monje, se disfrazó de hombre para poder estudiar y también seguir a un joven del que se había enamorado. Juana se cambió el nombre a Johannes Anglicus ó Juan el Inglés, y viajó de monasterio en monasterio aprendiendo y conociendo a grandes personalidades. Juana llegó a Roma y obtuvo un puesto en el Vaticano. Allí conoció al papa León IV y se convirtió en su secretaria. Finalmente en Julio del 855, Juana se convirtió en papa: su nombre Juan VIII. Dos años después, ella se embarazó y dio a luz en público, en una calle romana.

La multitud la encadenó a un caballo que la arrastró hasta su muerte. Ahora se dice que los Papas no cruzan nunca por esa calle para no recordar el hecho.

La leyenda de la Papisa Juana se desarrolló durante la edad media y se extendió rápidamente. Incluso, la misma Iglesia la dio por cierta durante mucho tiempo. En el siglo XVI empezaron a surgir los primeros escritos que desechan la historia de Juana y en 1601 el Papa Clemente VIII declaró que la leyenda era falsa. En ese momento, el busto de Juana en Siena fue destruido.

La mayoría de los investigadores dicen que la Papisa Juana no es más que una leyenda y que no existe evidencia para probar lo contrario. El origen, dice, pudo estar en los grupos que se oponían al Papa, como una especie de parodia o una burla del verdadero Juan VIII que se decía, era débil de carácter.

Algunas personas creen que cuando el Papa Clemente prohibió la leyenda, hizo destruir todos los manuscritos que mencionaban a Juana y que la tarea fue sencilla ya que durante su reinado no se conservaban suficientes pruebas escritas de su existencia. Sin embargo, algunas sobrevivieron.

El historiador alemán Frederick Spanheim, por ejemplo, afirmó haber encontrado más de 500 manuscritos que hablaban de ella. Pero para los creyentes, la prueba más importante de la existencia de Juana es el juicio contra Jan Hus, condenado por herejía en 1413. Jan decía que los papas no eran infalibles y citó muchos ejemplos de comportamientos pecadores de algunos malos Papas. Los jueces, todos ellos miembros de la iglesia, negaron cada una de las afirmaciones de Hus excepto una: la de la existencia de Juana, la Papisa.

Para la Iglesia Católica, la Papisa Juana es simplemente una leyenda medieval. Para otros, es uno de los secretos mejor guardados de la historia. Y para algunos, fue hasta una santa, intercesora de milagros, que en lugar de ser apedreada, murió plácidamente en un monasterio, con tiempo suficiente para ver que su hijo, aquel nacido en las calles, se convirtiera en
Obispo.

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