-Pues yo soy Diógenes, el gran can.
-¿Y por qué te apodan así?
-Porque halago a los que dan, ladro a los que no dan, y muerdo a los malos.
Alejandro se quedó impresionado y le dijo que podía pedir lo que quisiera, que se lo concedería.
-Lo que quiero es que te apartes porque me estás tapando el sol.
-¿Acaso no me temes? –le preguntó un poco incrédulo por la respuesta anterior del sujeto.
-Depende ¿Tú eres un bien o un mal?
-Un bien, naturalmente.
-"¿Y por qué iba a temerte entonces?"
-Si tengo una nueva oportunidad de volver a la tierra, le pediré a Dios que me convierta en Alejandro de nuevo y si esto no es posible, que me convierta en Diógenes.
Diógenes rió y dijo: "¿Quién te impide serlo ahora? ¿Adónde vas? Durante meses he visto pasar ejércitos ¿Adónde van, para qué?."
Dijo Alejandro: "Voy a la India a conquistar el mundo entero."
"¿Y después qué vas a hacer?", preguntó Diógenes.
Alejandro dijo: "Después voy a descansar."
Diógenes se rió de nuevo y dijo: "Estás loco. Yo estoy descansando ahora. No he conquistado el mundo y no veo que necesidad hay de hacerlo. Si al final quieres descansar y relajarte ¿Por qué no lo haces ahora? Y te digo: Si no descansas ahora, nunca lo harás. Morirás. Todo el mundo se muere en medio del camino, en medio del viaje."
Alejandro se lo agradeció y le dijo que lo recordaría, pero que ahora no podía detenerse".
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