Durante un viaje, Buda encontró a un yogi apoyado en una sola pierna.
“Quemo los errores de mi pasado”, explicó el hombre.
“¿Y cuántos errores has quemado ya?”.
“No tengo la menor idea”.
“¿Y cuántos te falta quemar?”, insistió Buda.
“No tengo la menor idea”.
“Entonces ya es hora de acabar con esto. Para de pedir perdón a Dios y vete a pedir perdón a quien heriste”.
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