lunes, 13 de julio de 2015

MAESTROS DEL MAESTRO: EN TODO LUGAR



Hassan hizo una pausa y siguió:

- Finalmente, mi tercer maestro fue un niño. Caminaba en dirección a la mezquita, con una vela en la mano. Yo le pregunté: “¿Tú mismo encendiste esta vela?”, y me respondió que sí. Como me preocupa que los niños jueguen con fuego, insistí: “chico, hubo un momento en que esta vela estuvo apagada. ¿Podrías decirme de dónde vino la llama que la ilumina?”.

El niño rió, apagó la vela y me preguntó a su vez: “Y usted, ¿me puede decir a dónde fue la luz que estaba aquí?”.

En ese momento me di cuenta de lo estúpido que había sido. ¿Quién enciende la llama de la sabiduría? ¿A donde va ella? Comprendí que, al igual que aquella vela, el hombre carga en ciertos momentos en su corazón el fuego sagrado, pero nunca sabe dónde fue encendido. A partir de ahí, comencé a comulgar con todo lo que me rodeaba: nubes, árboles, ríos y bosques, hombres y mujeres. Tuve miles de maestros durante toda la vida. Siempre que necesité respuestas, las encontré en los lugares más sencillos. Seguí las señales y viví en constante contacto con todo y con todos.

Un maestro es cualquier persona o cosa que despierta en nosotros el conocimiento que ya poseíamos. Él es como una piscina, que nos enseña a nadar: una vez que ya sabemos, debemos salir de esa piscina y cruzar los océanos. (O)

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