Julio Bevione
Estaba tratando, hasta con los dientes, de abrir un paquete de galletas. Pero por mucho que insistía, no encontraba la manera de romper el envoltorio. Estaba en casa de una amiga y ella, más acostumbrada a lidiar con estas cosas que yo, me dijo: “Los paquetes están diseñados para que abran fácilmente. Si no lo puedes abrir, es porque no lo estás haciendo por donde es. Lee las indicaciones que es más fácil de lo que piensas”.
Aquello fue una doble lección. Desde aquel día busco la marca por donde se indica hay que abrir los envoltorios. Pero la lección más grande fue la que pude llevar a la vida: Si algo no abre, me cuesta mucho o es demasiado complicado, es que no estoy yendo por donde es. No es con sacrificio y estrés que se logran las cosas, sino con paciencia hasta encontrar la manera y luego decisión para hacerlo.
Por lo tanto, cuando algo se complica, no insisto haciendo lo mismo. Simplemente reconozco que de la manera que lo estaba tratando, no es. Y busco de otra manera.
Porque el problema nunca está en el paquete, sino que a veces tratamos de abrirlo sin habernos leído las instrucciones.
Fuente: http://www.juliobevione.com
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