Nuestra imaginación es una fuerza muy poderosa en determinar lo que percibimos. Si imaginamos que el mundo está lleno de las fuerzas del mal, seguramente vamos a percibir el mundo como malo. Pero si imaginamos que el mundo es esencialmente bueno, vamos a percibirlo como bueno. De cualquier manera el mundo es el mismo que estamos viendo. Pero el mundo no es ni bueno ni malo en sí mismo, sino que es simplemente lo que es. Y si vemos el mundo ya sea como bueno o malo, no podremos verlo como lo que realmente es. Sólo podremos verlo como nos imaginamos que es.
Ahora toma esta idea y aplícala a todo y a todos en tu vida. Pruébala por un momento, o una hora, o un día. Y si lo haces, comenzarás a darte cuenta de que el mundo que imaginas que existe no existe en absoluto. Esto puede causarte algún temor, o posiblemente un estremecimiento al descubrirlo, pero de cualquier manera lo importante es conseguir una cierta distancia de la forma habitual que la mente contorsiona y crea la percepción.
Adyashanti
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