Me parece que la primera cosa que tendríamos que enseñar a todo hombre que llega a la adolescencia es que los humanos no nacemos felices ni infelices, sino que aprendemos a ser una cosa u otra y que, en una gran parte, depende de nuestra elección el que nos llegue la felicidad o la desgracia.
Que no es cierto, como muchos piensan, que la dicha pueda encontrarse como se encuentra por la calle una moneda que pueda tocar como una lotería, sino que es algo que se construye, ladrillo a ladrillo, como una casa
. José Luis Martín Descalzo
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