Cualquier dificultad, reto o negatividad que experimentamos en nuestra vida está ahí para ayudarnos a crecer o para limpiarnos.
He dicho esto cien veces, pero lo diré de nuevo: Sin dolor no podemos crecer. Cuando nos ejercitamos y levantamos pesas, y nos esforzamos físicamente, nuestro cuerpo se vuelve más fuerte. Nosotros entendemos y aceptamos esto.
Pero cuando se trata de fuerza interna y "construir" nuestra alma, hay momentos en los que lo queremos gratis, cuando no queremos hacer el trabajo pesado que se necesita para un verdadero crecimiento espiritual. Otras veces, nos sentimos como que nos hemos esforzado mucho y pensamos: "Bien, ¿ahora sí me puedo relajar?" o "Bien, ¿dónde está mi premio?". En esos momentos, será mejor que reconsideremos nuestras metas porque la fortaleza y la Luz que construimos dentro de nosotros es la verdadera recompensa del trabajo espiritual.
La clave es la certeza de que lo que sea que está en nuestra vida en este momento es lo mejor para nuestro proceso y crecimiento.
KAREN BERG
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