Nadie nace sabiendo como relacionarse, aprendemos mas que nada copiando a nuestros padres, a nuestros ídolos de TV, lo que hacen los amigos. Nos guían nuestras creencias, lo que dice la cultura que se debe hacer o no...o inclusive la religión que heredamos......entonces.....es muy poco lo propio.
Posiblemente si nos volvemos conscientes de nuestros enojos, de los miedos que se esconden detrás de ellos, y somos capaces de admitir que espejamos en el otro todo eso que rechazamos en nosotros mismos. Quizás entonces alli, recién alli podamos ser lo suficientemente flexibles y maduros para combatir nuestros automatismos, y trascenderlos.
Una gota de conciencia, y se crearía inmediatamente el milagro. Solamente una gota de conciencia.
Mujer Arbol
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