El karma es fruto del pensamiento de separatividad y culpa. Quién vive con integridad no crea karma, ni necesita castigo por sus actos, realizados como aprendizaje en plena libertad del dios/diosa que es.
Pero aún hay mucha gente cuya mente no para, que lo juzga todo como bueno y malo, que está perdida en creencias inventadas por otros y ha rechazado su propia autonomía espiritual. La vieja ley y la vieja energía siguen funcionando en estos casos. Creen en la causa y el efecto y por tanto creen en el karma, es decir crean el karma. Pero no sólo hay karma por lo que consideramos malas acciones, sino también por dejar de hacer las justas acciones y mantenernos congelados en los momentos en que se requiere nuestra ayuda. Si te piden ayuda y no lo haces ¿creas karma? Sin duda que es posible, porque esta situación es una mala utilización de las energías universales.
El karma positivo por las buenas acciones, y el negativo por las malas forma un balance que trae hacia nosotros una y otra vez las experiencias que necesitamos todavía superar, hasta que aprendemos a sonreír en su presencia, sin agitación ni angustia. Si criticas y difamas, te verás difamado sin remedio hasta que saldes humildemente y sin juicios la cuenta pendiente. Ni siquiera sabemos lo que hemos hecho en otros tiempos, por eso la necesidad de comprensión y perdón. La realidad es que la cosa no es tan simple como parece y lo esencial del karma es la intención subyacente. Quizás no necesite ayuda aunque la pida (creará karma), o consideremos que no podemos ayudarle, y entonces no hay problema. El problema es cuando alguien necesita ayuda, podemos dársela y nos negamos a ello (¡que se joda!; no tengo ganas; estoy cansado, así aprenderá; ahora viene a mi cuando los demás le han fallado; si no paga no hay ayuda, etc).
La ayuda en general tiene que darse a todo el que la pida y un servidor, como tantos otros de la familia, dedico varias horas al día a los variados mensajes y llamadas de ayuda que me solicitan). Así limpiamos nuestros propios errores y equilibramos la balanza del debe y del haber, especialmente los que tenemos una vida pública intensa, que es una manera de decir que cometemos variados y sonados errores. A veces las ayudas se convierten en pruebas para el solicitante, otras veces en enfrentamientos directos con su sombra, también en palabras y energías de consuelo, o en claridad para ver las causas ocultas de la situación tomando fuerza para afrontar el miedo.
Son muchos los que buscan ayuda y no la encuentran. Cuando creen estar ante un maestro se encuentran con un comerciante, y cuando creen estar ante la ley se encuentran con normas inhumanas y frías creadas por burócratas sin corazón. A cada uno lo suyo, que ya recogerá su propia cosecha. Pero no hay que olvidar que la riqueza y abundancia se otorgan como una oportunidad para liberar karma ayudando a los demás, y despilfarrarla en lo que me place es un buen camino para ir directos al sufrimiento. Hay una gran responsabilidad en los que son muy ricos, y son capaces de acumular una gran cuenta negativa si en su vida no administran dignamente y con visión global sus posesiones.
MIYO
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