viernes, 9 de noviembre de 2012

HIJOS SIN LÍMITES...¿QUÉ HACER?



Me miró fijo. Una ráfaga de furia amarilla cruzaba sus ojos. Sin bajar la vista agarró el mantel. Todo lo que había en la mesa voló por el aire. ¿El Anticristo? No, mi hijo de seis años. La anécdota, contada por una mamá de un grupo de terapia familiar, es la punta de un iceberg que todos los días se estrella contra cada vez más familias: los chicos sin límites. Hacen todo lo que les dicen que no hagan. Se portan mal. Juegan al límite y redoblan la apuesta. A ver quién se rinde primero. El problema es que, para tranquilizarlos, muchas veces los adultos terminan cediendo. Y logran todo lo contrario. “Cuando se corre el límite, los chicos en lugar de amoldarse a la nueva situación buscan modificarla nuevamente”, dice la psicopedagoga Alejandra Libenson, autora del libro “Criando hijos, creando personas”.

“Cada vez vemos más casos de problemas de conducta derivados del desencuentro entre papás e hijos”, confirma Judith Altman, psicóloga y directora del espacio de terapia familiar Redes. Vivimos apurados, tapamos culpas y nos cuesta cada vez más hablar. Todo eso repercute en los chicos. “No voy más al supermercado con Alex. Se ha llegado a tirar en el piso porque quiere que le compre tal o cuál juguete. Lo peor es que después juega un rato y se olvida de que lo tiene”, cuenta Marisa, empleada bancaria.



Para Alicia Cibeira, profesora de Psicología Evolutiva y Adolescencia de la Fundación Barceló, es una especie de duelo para ver quién aguanta más. “Hoy la función paterna está debilitada y el desafío, algo natural en los chicos, no encuentra una contención de parte de los papás”. Cuánto más tienen, más piden. Y los papás, por culpa o por cansancio, acceden. “Es lógico que si les cuesta poco conseguir algo, no lo valoren y no se preocupen por cuidarlo. Hay que hablar, hacerles entender cuánto cuesta el dinero que se gasta en lo que piden”, agrega Libenson

necesitodetodos.org

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