martes, 6 de marzo de 2012

POBRE DE AQUEL QUE NO SABE ADONDE VA....♥



El objetivo que debe guiar nuestra acción no depende de la suerte. Recuerda estas frases comunes: “Pobre de aquél que no sabe dónde va, porque no llegará a ninguna parte” o “No hay viento favorable para el que no sabe a dónde se dirige” o “El que no sabe a dónde va, ya llegó”.

Tener claro hacia dónde nos dirigimos, debe de ser nuestra principal y primera obligación antes de comenzar cualquier tarea o plan. Tenemos que tener nítida la meta desde el principio, por lejos que nos parezca que esté o por imposible que resulte -de forma aparente- su consecución.

La reflexión inicial que debemos hacer cuando emprendemos el camino, es ¿por qué lo hacemos?, ¿cuál es la motivación que nos guía?, ¿cuáles son los fundamentos, las causas, la finalidad… el objetivo? Si tenemos claro esto, incluso antes de empezar, habremos ganado una buena parte del camino y aunque aún no sea una garantía de éxito, ya habremos avanzado mucho más de lo que hayamos podido soñar.

Anota lo que quieres conseguir, visualízalo, empápate de ese deseo y llénalo de ambición y ganas. No desmayes y mantente firme en el camino.




Algunas veces habrá que avanzar más y otras veces menos, pero si estás en el camino trazado, la velocidad no es lo que más importa, pues si no te rindes, tarde o temprano llegarás. Lo importante es comenzar y seguir en pie de lucha cueste lo que cueste.

Entonces:

• Siempre haz una lista de todas las áreas de su vida que usted desea cambiar. Una lista de todas sus actitudes negativas también. Si usted no puede pensar en cosas para poner en su lista, pregunte a su familia o personas de confianza. Estoy seguro que lo ayudarán a hacer una lista muy larga.

• Tómese algún tiempo para escribir declaraciones hacia usted en forma positiva. Hágase un compromiso de leer esas declaraciones en voz alta cada día. Disfrute de lo grande que lo hace sentir. Su corazón sabe que está haciendo progresos, aunque usted no lo puede ver todavía. Sólo mantenga la afirmación de lo positivo.

• Por último, tome tiempo para orar. Si usted cree en un Dios, tómese un tiempo para practicar el dialogo con fe y permítase un espacio para ello de acuerdo con la forma que usted sabe hacerlo. Haga lo que pueda, y deje que ese Dios le ayude a lograrlo. Es así de simple.
Este proceso va a cambiar nuestra forma de pensar y esa es la verdadera clave para cambiar la forma en que actuamos. Recuerde, el cuerpo seguirá dondequiera que la mente vaya. No hay manera de separarlos.

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