Érase una vez, un padre de familia que decidió dedicar las horas libres que le dejaba su trabajo para estudiarcon el fin de obtener un trabajo mejor.
Todos los días llegaba del trabajo y se ponía a estudiar hasta altas horas de la madrugada. No perdonaba ni sábados ni domingos. Estaba decidido a conseguir ese puesto de trabajo tan ansiado.
Su familia le decía que también era bueno que pasase un tiempo con ellos, le echaban de menos. Él les explicó que esta situación duraría solo un año y, en realidad, lo hacía por ellos, para que no les faltara de nada.
Por fin llegaron los exámenes y el padre de familia los superó todos con unas excelentes notas. Por fin pudo acceder al tan ansiado puesto de trabajo.
Era un hombre muy dedicado a su trabajo y lo intentaba cumplir a la perfección. Siempre había sido un poco ambicioso y no se conformó con el puesto obtenido. Quería ascender en la empresa así que volvió a centrarse en los estudios: quería aprender un segundo idioma y realizar un máster que le permitiera acceder a los puestos más altos de la empresa.
Nuevamente se vio inmerso en interminables horas de estudio y dedicación a su trabajo. Su mujer y sus hijos le reclamaban un poco más de atención. Él les volvía a explicar que lo hacía por ellos, para que no les faltara de nada, para poder viajar al extranjero y, en definitiva, para obtener una mejor calidad de vida.
Con el tiempo, la empresa le recompensó su esfuerzo con un ascenso a los puestos directivos.
El trabajo le absorbía mucho, siempre con un afán de escalar al puesto más alto de la empresa. Apenas tenía tiempo para su familia. Trabajaba prácticamente de Lunes a Domingo. Su mujer ya no le pedía, ¡le rogaba que les dedicara más atención! Él le prometió que algún día se tomaría la vida con más calma. Solo le quedaba una última meta: ser el Director General de la empresa.
Para calmar los ánimos en la familia mientras alcanzaba su objetivo, se compró un increíble chalet y le puso una sirvienta a su mujer. Su sueldo se lo permitía. Sin embargo, estaba obstinado con su último objetivo. Una vez conseguido, dedicaría más tiempo a su familia.
Pasaron 2 años y por fin logró hacerse con el poder de la empresa. De ser prácticamente un hombre sin estudios había logrado llegar a uno de los escalafones más altos del poder económico.
Decidió que ahora su prioridad sería su familia. En casa recibieron con alegría su decisión: por fin iban a tener al marido y padre que durante tantos años había estado ausente.
A la mañana siguiente, el hombre amaneció muerto debido a un derrame cerebral.
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