-Esos millones de años de evolución vienen a convertirnos en seres que necesitan tener presencia: ser vistos, ser escuchados. Sin ese placer de ser tenidos en cuenta por el grupo, nuestra vida se convierte en un sinsentido. Nos duele.
-En el fondo lo que nos mueve a los humanos es esa necesidad ancestral de ser reconocidos que arrastramos desde el origen de la especie, porque es la causa de que hoy existamos.
-Que nos valoren, que consideren nuestra aportación al grupo y que nos lo demuestren en su trato con nosotros. Eso es lo que está detrás de todos, incluso detrás de quien se compra grandes coches, aviones a reacción o grandes palacios: queremos que nos quieran por puro mandato biológico.
- El amor es lo que fundamenta esa cercanía que permite la supervivencia del individuo y de la especie: el placer de estar juntos.
Humberto Maturana. La Vanguardia - 07/11/2005
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