Cada dos mil años el Maestro del Mundo manda a la Tierra un “Cristo”, o sea un ser perfeccionado que desea encarnar y traer a la masa de humanos de esa era, la religión que conviene a ese aspecto de la evolución. Esa religión, en el curso de dos mil años se convierte en el estímulo espiritual de las masas encarnadas en ese momento. A medida que se iban sucediendo las eras de evolución, el Maestro del Mundo ha mandado nuevos Cristos, uno tras otro. Es lamentable que el Mismo Cristo no pudiera continuar a través de todos los cambios, ya que todas las religiones se han visto afectadas por resistencias, antagonismos y rebeliones que se han visto afectadas por resistencias, antagonismos y rebeliones que han sido provocadas siempre por la ola religiosa precedente, cuando sería maravilloso que ola tras ola añadiera su ímpetu, su fuerza a la próxima, haciéndose un gran crescendo en que toda la humanidad se pudiera encontrar cara a cara con su propia divinidad.
¡Hoy estamos al cierre de los ciclos de tiempo! Frente a la abertura de otro ciclo de dos mil años cuando la entrada del Rayo Ceremonial que así se le llama al séptimo rayo, comienza a hacerse sentir por las vidas. Este rayo será la religión de las masas.
El Cristo no es un cuerpo, es una conciencia. Ya saben lo que les enseñé, que las conciencias tienen vida e inteligencia. La conciencia crística o el Cristo nuestro existe porque en el comienzo de nuestra creación por el Creador, lo que funcionaba en nosotros era esa conciencia pura y bella. Ella ha quedado en las altas esferas, esperando que nosotros lleguemos a reunirnos con ella. Se llama el Cristo; y todos estos Cristos se dirigieron al Tribunal Kármico, que está compuesto por siete entidades de sabiduría; y le pidieron permiso para hacer presión en cada uno de nosotros; limpiándonos de todas las cristalizaciones para poder evolucionar rápidamente, quitando y barriendo del mundo todo lo negativo y estableciendo el reino de los cielos en la tierra lo más pronto posible, pues la tierra está en un peligro grande de destruirse por falta de luz como ustedes ya saben. La tierra está, en lo que llaman los maestros, un estado recalcitrante y es que los humanos no hacen caso, no quieren cambiar por más que hacen nuestros guías y seres de luz y los ángeles y nuestros Cristos están sufriendo, cosa insólita, como ustedes comprenderán. Ese es un estado de caos universal que amenaza. El tribunal Kármico primero dio permiso para que 2.000 Cristos hicieran la prueba. Somos diez billones de seres humanos entre los encarnados y los no encarnados que pertenecemos a la evolución humana y no más de tres billones están encarnados a la vez en la tierra. La prueba dio resultado y el permiso fue aumentado a 200.000, luego a un millón y luego a diez millones.
CONNY MÉNDEZ
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