El amor es como un caballo: salvaje y poderoso. A veces, creemos que estamos expresándole amor a alguien pero, en realidad, lo estamos abrumando porque sólo vemos nuestra necesidad de dar, no su capacidad de recibir.
Cuando estés compartiendo con alguien el día de hoy, imagina que estás tocando la puerta de su alma. Si tocas muy fuerte, lo asustarás. Si tocas muy suave, no te escuchará. Toca de forma adecuada, y todas las puertas se abrirán.
Yehudá Berg
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