jueves, 10 de marzo de 2011

SI NO TIENE UN PROBLEMA...VENGA QUE LE CONSIGO UNO...


Bonifacio se integró a la rueda y comenzó a hablar de los problemas de cada persona que allí se encontraba. Una tenía problema de enfermedad, otra tenía problema de casamiento, otra de negocios y así sucesivamente. Estaba, en el grupo, una bonita joven que permanecía callada. Entonces, Bonifacio se volvió hacia ella y le preguntó:
– Y usted, señorita, ¿cuál es su problema?
– Yo no tengo ningún problema –respondió ella.
– Entonces venga conmigo –le dijo él maliciosamente–, voy a conseguirle un problema.
Es un chiste, pero usted probablemente lo ha transformado en un acontecimiento normal de su vida; o sea, que, cuando usted no tiene un problema, trata de conseguirse uno, pues no está acostumbrado a vivir sin problemas.
Conozco personas que son coleccionistas de problemas.
Un amigo me contó que su mujer no dejaba un día de desgranar un rosario de enfermedades. Era una de: me duele aquí, me duele allá, me duele más allá. Después de mucha paciencia, acabó diciéndole a su mujer: "Mira, vamos a hacerlo más fácil: me dices sólo dónde no te duele."
No es difícil percibir que el hombre de hoy vive ahogado en problemas. Esa anormalidad ya se tornó hasta normal para él. Muchos, inclusive, la aceptan como una situación que no puede ser modificada. Y cuando advierten que los problemas les están quitando la alegría de vivir, torturando el sueño y acarreándole enfermedades y tensiones perjudiciales, exclaman con fatalismo: "¡Qué se va a hacer, la vida es así!".
No. Mil veces no. La vida no es así.
Basta dar un vistazo a los problemas de tres meses atrás, y usted llegará a la conclusión de que todo, o casi todo, no pasó de una "tormenta en un vaso de agua". Usted echó fuera un enorme caudal de energías y desperdició, inútilmente, preciosos días que no volverán más y que podrían haber sido los mejores de su vida.
Acabe ahora mismo con los problemas. Tache esa palabra de su diccionario.
Cada día usted amanecerá en paz, alegre, confiado, determinado a ocuparse (no dije preocuparse) con entusiasmo y optimismo de sus quehaceres.
Por favor, lo pasado ya pasó, el agua pasada no mueve molino.
También es una equivocación preocuparse por el futuro. Yo dije preocuparse, nótelo bien. Usted se reiría si viese a alguien que tiembla de frío y camina en short por la calle, sólo porque de aquí a algunos meses será verano. Pero no se ría. Usted procede de la misma manera cuando sufre hoy por los posibles acontecimientos futuros.
Recuerde que la vida no es el pasado ni el futuro.
Entusiásmese desde ahora por aquello que está haciendo.
La vida es hoy. Es el presente. Ahora.
Usted es lo que es hoy.
Sería ridículo querer obligar al cuerpo a digerir alimentos que aún no fueron ingeridos. Pues esto es lo que usted hace cuando vive preocupado por lo que el futuro le puede traer de malo.
Aprenda a organizar su vida de tal forma que se sienta bien en el presente.

El método es simple. Usted debe haber notado, además, que todas las cosas esenciales son simples. Las grandes leyes que rigen el universo son simples. Nada hay de complicado en el mundo, excepto aquello que el hombre ha conseguido complicar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario