Cuando lo que has dado en servicio se regresa, puedes elegir si lo “gastas” (lo usas, lo disfrutas, lo sientes y demás) o si lo das nuevamente. Ciertamente, lo puedes disfrutar mientras pasa por tus manos – o por tu corazón.
Cuando se ha dado, regresa de nuevo y por lo general, más rápidamente que la primera vez. Lo das nuevamente y regresa nuevamente. Das, regresa. Das, regresa.
Muy pronto no es fácil saber si todo ese amor, compasión, cuidado, ternura, risa, dicha y dinero, van o regresan.
Eventualmente, no es asunto de dar y luego recibir amor, sino todo se une en un fluír constante de amor. No hay principio ni fin.
- John-Roger con Paul Kaye
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