En la cabeza se tienen los muebles mentales más importantes. Nos preocupamos porque nuestra casa esté limpia y en orden y nos olvidamos muchas veces de hacer lo mismo con nuestro pensamiento. Al pensamiento también hay que pasarle el trapo del polvo, quitarle manchas, restos de momentos ya pasados, ya vencidos, hay que sacarle brillo y asegurarnos de que todas las ideas están bien colocadas, ocupando un buen espacio, todo en su sitio.
Una vez escuché a alguien decir que un hombre camina siempre a cuestas con su propio pensamiento y que ese pensamiento conforma su hogar y que ese hogar, allá donde esté, construye su camino… por eso no hay distancias, ni adioses, ni esperas, ni despedidas, ni llantos ni temores, ni olvidos, sólo cambios de lugar físicos y acomodos mentales sanos, buenos y positivos en las distintas etapas que van llegando a una vida.
Una vez escuché a alguien decir que un hombre lleva siempre a cuestas su hogar, su pensamiento, su mochila de sueños, sus personas queridas, sus… paré en seco y medité: no era una voz extraña… ¡era yo!… allanando el camino.
(Cristina Mena)
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