Se me ocurren ahora siete razones, aunque habrá muchísimas más:
1.- Lo semejante atrae a lo semejante; por lo tanto, una actitud positiva ante la realidad, atraerá a una realidad positiva.
2.- El pensamiento positivo hace que nuestro organismo se convierta en un laboratorio químico de sustancias que reparan las células enfermas, nos rejuvenecen y levantan el ánimo.
3.- El optimismo favorece salir de uno mismo y establecer comunicación y contacto con los demás y en compañía se suelen afrontar mejor las dificultades.
4.- Un esfuerzo por ver el lado óptimo de cualquier asunto, nos abre la mente a nuevas posibilidades de ser, alejándonos de los clichés herméticos de la negatividad.
5.- El ser humano que piensa y actúa en positivo, es como una piedra que cae al lago y crea una onda que se agranda y agranda, contagiando a todos los que lo rodean con un efecto multiplicador de optimismo y esperanza.
6.- Si nos fijamos en lo positivo, lo atendemos, esto se carga de poder y aparece con más insistencia en nuestras vidas.
7.- Porque pensando en positivo… la sonrisa sale sola…
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