El Mullah Nasrudin estaba sentado bajo un árbol platicando con un vecino, cuando su niño se acercó por el camino llevando una gallina.
—¿De dónde sacaste ese ave?, preguntó Nasrudin a su hijo.
—La robé, dijo el muchacho.
Nasrudin se volvió hacia su amigo y dijo con orgullo:
—Es mi hijo, puede que robe, pero no mentirá.
VÍA CHESAUDADE
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