Cuando uno bebe el amor puro, el gusto por la pasión se pierde en la dulzura del verdadero sentimiento.
En las almas sinceras brillan gotas de amor, pero sólo en el Espíritu se encuentra el océano del amor. Esperar perfección en el amor humano es una locura, a menos que uno busque perfeccionar ese amor sintiendo, en su interior, el amor de Dios.Encuentra, primero, el amor de Dios; luego, con su amor, ama lo que quieras o a quien quieras.
Del libro “El Amante Cósmico” (Cómo percibir a Dios en la vida diaria) de Paramahansa Yogananda
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