El juego del Alma es buscar experiencias para crear y danzar en el universo, por lo que construye el muñeco del Ego y lo pone en una determinada obra, para disfrutar corriendo continuamente las limitaciones, para sanar las heridas porque en ellas están los aprendizajes y potenciales.
Cuando te puedes mirar desde esta perspectiva, descubres un mundo increíble para explorar y expandir. Te desapegas de la emocionalidad y de los pensamientos repetitivos, saltas los corralitos que te impusiste y te das cuenta de que es una aventura infinita. Dejas de despreciar quién eres y te aceptas en la multiplicidad de un caleidoscopio polícromo.
Esa monótona mediocridad irrespirable desaparece porque accedes a una presencia radiante, que descubre en cada pequeño acontecimiento una posibilidad para desarrollarte, en cada persona un espejo revelador, en cada momento la eternidad.
Sentada en un café, mirando las barrancas de Belgrano, con música francesa y murmullos de fondo, con la suave luz de un día otoñal en el fin del verano, cada persona me refleja en las decenas de aspectos que me configuran. Me veo compasiva, fea, gorda, alegre, hermosa, agresiva, triste, paseando, apurada, observando… Todos jugando el juego del Alma, siendo uno en todos y todos en uno. El milagro está al alcance de la mano, cuando corremos el velo y descubrimos lo extraordinario bajo lo ordinario.
LAURA FOLETTO
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