Uno de los mejores placeres que nos ofrece la naturaleza es observar un arco iris. Todos recordamos como algo muy especial, el contraste del cielo de una tarde lluviosa y soleada al mismo tiempo con los bellos colores de un arco iris.
Cuenta la leyenda que al final de cada arco iris se encuentra un gran cofre lleno de monedas de oro y, aunque la historia no ha podido ser confirmada hasta la fecha..., podríamos llenar nuestra vida de sus colores, para darle más alegría, hacer que salga el sol en nuestro día, para que borre poco a poco esa nube gris y lluviosa que nos cubre.
Busquemos ese tesoro que está al final de nuestro arco iris, sigamos esa senda de color y de luz, que nos llevará a encontrar ese premio que la realización personal nos ofrece.
En la medida en que vamos creciendo, perdemos poco a poco la capacidad de soñar, tal parece que empujados por las fuerzas externas que causan: la preocupación, las obligaciones y las responsabilidades de cada día, llegamos a pensar que alcanzar nuestros sueños es una tarea difícil de cumplir. Nos desconectamos de los sueños que tuvimos cuando éramos niños y no volvemos a soñar.
Recuperemos una parte importante de nosotros, que es: nuestro niño interior. Con él, nos será posible volver a soñar, traer color, alegría, espontaneidad y asombro a nuestra vida. También nos devolverá la posibilidad de disfrutar y valorar las cosas pequeñas pero importantes de la vida.
MAYTTE
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