Aceptar no es conformarse, ni resignarse ni someterse. Es una activa compresión de lo que sucede y sus dinámicas a fin de poder tener la libertad de elegir qué hacer. Así, se puede crear algo nuevo a partir de lo aprendido, así se puede encontrar el regalo detrás del drama.
Jamás algo es mayor o más fuerte que nosotros. Todo es a nuestra medida. Y nunca es un castigo ni una culpa: es una oportunidad para ser más comprensivos, amorosos, poderosos, valientes y, de esa forma, iluminar a otros en circunstancias parecidas.
La Vida es sabia y una amante incondicional. ¿Cuánto te amás? ¿Te podés decir: “yo tengo derecho a ser feliz sin importar lo que pasé, porque AHORA yo soy completo, íntegro, resplandeciente”? ¿Te mirás al espejo y te atrevés a aceptarte y amarte así como sos? ¿Abrazás a tu Niño Interno y le brindás tu apoyo? ¿Quién sos? Sin rótulos, sin marcas…
Publicado por LAURA FOLETTO
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