A muchas mujeres les han enseñado que la felicidad es como en los cuentos de hadas. ¿Quién de ustedes no ha escuchado la frase: “Y vivieron felices para siempre”? Les hacen percibir a la felicidad como algo absoluto y eterno. Sin embargo, con nuestra experiencia diaria, nos damos cuenta que esta idea no corresponde con la vida real.
Esto me recuerda a un libro de Marcia Grad “La princesa que creía en los cuentos de hadas” una historia de una chica que crece creyendo que algún día llegará un príncipe encantador a rescatarla y en el momento que este finalmente llega, resulta no ser tan encantador. Todo lo que imaginaba se trasformó en algo que no había conocido. Se dio cuenta que son las elecciones que hacemos y las decisiones que tomamos las que nos hacen sentir esa felicidad.
También desde niñ@s nos enseñan que el ser felices es tener y poseer cosas materiales. Tener una buena carrera, una casa, un auto, dinero, un buen esposo, etc. ¿Estas son las cosas que nos definen como felices o infelices?
Hay mujeres y hombres que pasan toda su vida tratando de obtener dinero y éxito, quienes buscan el poder, reconocimiento y estatus social o quienes están solo en la búsqueda de un buen esposo que l@s ame y formar una familia. Cuando las personas solo centran su felicidad en una sola cosa o persona, llegan hacia donde quizás no quisieran estar.
En realidad, en los cuentos de hadas solo se muestra cierta parte de la historia, una historia que tiene un inicio, un nudo y un final que generalmente es feliz. Y solo es un capítulo de lo que vivimos día a día ya que experimentamos otro conjunto de emociones y sentimientos, situaciones y obstáculos que nos permiten aprender y crecer.
La verdad es que en la vida real cada uno de nosotros concibe la felicidad de diferente manera. Una persona experimenta muchas o pocas experiencias que pueden ser agradables o desagradables, momentos que viven con personas, mascotas, con pertenencias o sin ellas.
La felicidad es el resultado de nuestras relaciones, vivencias y experiencias de nuestra forma de actuar. Son estados afectivos que se originan como producto de una situación progresiva que deja su huella.
Lo que nos lleva a concluir que cada uno de nosotros vive lapsos de tiempo felices pero no hay una felicidad eterna.
VÍA YO EVOLUCIONO
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