martes, 27 de mayo de 2014

CAUSA Y EFECTO...♥...C.M.DOMINGUEZ...♥



Como ya dijimos otras veces, somos seres espirituales viviendo una experiencia humana. Esto significa que nuestro ser, lo que realmente somos, va experimentando vida tras vida, encarnación tras encarnación, aprendiendo y evolucionando.

Para la gran mayoría de los habitantes del planeta, la reencarnación es parte básica de su vida espiritual. En cambio, en Occidente, el tema es más controvertido: se habla de merecimiento, según las acciones, y de un Cielo o un Infierno.

Cuando era chico, les pregunté a varios curas de mi barrio por qué había muerto un chiquito amigo mío atropellado por un auto. Todos me respondieron que esa era la voluntad de Dios, y eso me generó un conflicto con un Dios que, sin explicación, permitía un acto tan brutal. Ese mismo argumento podríamos ampliarlo a los genocidios, a los horrores humanos de la crónica diaria o a las enfermedades que parecen diezmar a inocentes.

Mi abuela me habló del karma del merecimiento que se prolonga vida tras vida, como los grados de una escuela que van desde el jardín de infantes hasta los doctorados, y que el alma encarna por un tiempo determinado cuando hay necesidad de un aprendizaje corporal, en el cual debemos experimentar lo que le hemos causado a otras formas de vida.

A mí, en lo personal, me cerró mucho más esta historia que la historia de un Dios castigador que dictamina sobre quién caerían decisiones tan discutibles como la muerte de una criatura mientras hay asesinos que caminan por las calles.

Para la mayoria de los habitantes del planeta, la reencarnacion es parte basica de su vida espiritual. en occidente es mas controvertido

Cuando empecé a leer las enseñanzas de grandes seres espirituales como Buda, Rama, Krishna, Zoroastro, Moisés, Lao Tse, Confucio, Gandhi, Yogananda, la Teosofía, Ramana, Ramakrishna, Gurdjieff, los tibetanos, los chamanes andinos, o pensadores como Sócrates, Platón, Homero, Shakespeare, Victor Hugo, Da Vinci y tantos más, todos coinciden en que una vida física es sólo el resultado de las acciones que venimos acumulando, y que condicionan nuestro nuevo paso por el planeta para cosechar o saldar lo que hemos causado en acciones, pensamientos y emociones, en la sucesión de encarnaciones que se necesiten. Una escuela perfecta de la que nadie escapa sino amando y amando.

El karma es acción-reacción. Causa-efecto. O como decía Jesús: "El que siembra cosecha".

Pero ¿cómo se explica entonces que un niño sufra un karma negativo? ¿Cuándo realizó una mala acción para tener una reacción siendo muy pequeño, o recién nacido? Podemos comprender esto si sabemos que venimos evolucionando desde muchas vidas, que hicimos de todo: amamos, odiamos, fuimos torturadores y torturados, mendigos, millonarios, ignorantes en distintos niveles, amnésicos como decía la Madre Teresa, y ahora recién despertamos en forma sublime al amor que somos.

¿Por qué hay gente que nace tan pobre y otros en la riqueza? ¿Por qué algunos tan enfermos, y otros con un cuerpo rozagante? ¿Por qué algunos viven el abuso desde niños y otros son genuinamente deseados y amados? ¿Por qué algunos nacen en un lugar patético y otros en cuna de oro? ¿Por qué alguien muere joven en un accidente y otros durmiendo en paz en su cama?

El karma parecería explicar el por qué de la sinrazón, a menos que se tenga la simplicidad de aceptar todo sin cuestionarse internamente, o sin percibir si hay realidades mayores a las que hemos escuchado y repetido en forma irreflexiva.

Amigos divinos: este tema provoca dudas en nuestro Occidente llamado cristiano. Otras explicaciones históricas sobre las enseñanzas kármicas fueron cortadas o directamente suprimidas en textos religiosos. Sin embargo, existen perlitas como la de Mateo 17: Jesús les dice a los apóstoles que Juan el Bautista ha regresado en el cuerpo de Elías, el profeta, y ellos no lo habían reconocido..

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