jueves, 5 de mayo de 2011

LEY DE CORRESPONDENCIA...



Entre las Leyes llamadas "de Dios" que tú vas a estudiar en cuanto te sientas con ganas de apren­derlas, hay una qué se llama la Ley de Corres­pondencia. No tiene nada que ver con las cartas ni con el correo. Correspondencia significa, en este caso, lo que "corresponde" a otra cosa, o sea, "igual a. . ." como también "lo que es lo mismo..." ¿Me explico bien?

Esta Ley ordena que las condiciones de cada plano, o cada estado de conciencia, se encuentran repetidas en todos los planos, en todas partes. Por ejemplo, siempre estamos deseando saber cómo son las características de "El más Allá", vamos a decir. Ese "Más allá" siempre se refiere al plano superior a la Tierra, o al plano inferior a la Tierra.

Cuando un ser "se muere", se encuentra en medio de una serie de circunstancias nuevas en el Más Allá, pero no ha perdido nada de lo que tiene de valor, como el oído, la vista, el senti­miento, la voluntad, el libre albedrío la facultad de moverse, de comunicarse con los demás, su identidad su Yo. Por lo contrario como hay allí una dimensión más, se ve más, se oye más, se siente más, se comprende más, se abarca más, etcétera. En otras palabras, nada de lo adquirido se puede perder. Sólo se adapta a las nuevas con­diciones del plano. Esto hace que en cada plano se van adquiriendo nuevas y mayores habilidades y conocimientos. En cada vida encarnada se ganan nuevas experiencias y se aprende a usar nuevos objetos e instrumentos, que aunque materiales aquí en la Tierra, tienen su correspondencia en los otros planos invisibles. Pues, ¿qué clase de ventaja sería la de llegar a ser un acabado mú­sico en el mundo y no poder exteriorizarlo en el próximo plano? Y has llegado a la gran expli­cación. Lo que adquieres, ya lo sabes, los instru­mentos que tuviste que emplear, aprender a usar, como cubiertos, una cama, un fósforo, etc. (en cada plano tienen sus correspondencias, no lo olvides) y éstos, por ser tuyos ya ("por derecho de conciencia", decimos en metafísica), apa­recen automáticamente en tu vida o tus vidas, una después de la otra, porque no puedes nacer en una familia que no tiene los medios de pro­porcionarte lo que te pertenece por derecho de conciencia ¿Me hago explícita? Muchas veces ocurre que un niño viene al mundo en familia careciente de lo que él posee por derecho, y re­sulta que pronto la familia adquiere aquello como una gran casualidad Por esto es que no te pueden robar lo tuyo, ni tú puedes apode­rarte de lo que no has ganado o superado en otra vida anterior. Por eso la gran felicidad es que, al conocer esta Ley y estas condiciones, la Ley funciona en este plano terreno y en todos los planos. Por consiguiente ya puedes estar tranquilo de que nadie te puede ocasionar pér­didas, ni quitarte nada, ni siquiera tu marido ó tu esposa (si no se lo has hecho a otro), ¿qué puedes temer? Y si ya lo aprendiste en esta vida es que lo tienes por derecho de conciencia. 
CONNY MÉNDEZ

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