Hace ya muchos años, cuando me dedicaba exclusivamente a ayudar a sanar, atendí a varias personas que padecían cáncer.
La raíz de esta enfermedad es la ira y el resentimiento acumulados y no expresados adecuadamente, y su mensaje es: “Quiero cambiar…pero no quiero”.
Se lo comenté a Antonia, una mujer que había pasado por largos tratamientos con quimioterapia.
Algo en su interior le decía que debía sanar su enfermedad desde la raíz, y por eso vino a verme.
Cuando escuchó el mensaje de su enfermedad, se quedó en silencio, pensativa. De repente su rostro se iluminó y exclamó: “Ya sé lo primero que quiero cambiar: ¡Este año no celebraré la Navidad!”
Me explicó que en realidad nunca le gustaron esas fechas, pues se veía obligada a gastar un dinero que no tenía en regalos, tenía que pasar largas horas en la cocina preparando cenas y comidas para toda su familia, y no le gustaba tener que reunirse con personas con las cuales no compartía un cariño sincero.
“Puedo usar mi enfermedad como excusa”, afirmó sonriendo, sintiéndose muy aliviada por haberse permitido ser honesta consigo misma.
Le expliqué que no hubiera sido necesario enfermarse para ser auténtica, pero que nunca era tarde para hacer cambios y sanarse.
Seguramente hoy recordé esta experiencia porque ya se respira en el aire el estrés que se genera cuando se acercan estas fechas navideñas.
No dudo de que muchas personas sí disfrutan de reunirse con su familia en Navidad, pero he comprobado que para muchas otras representan días de angustia, de culpa, de estrés y de un sentimiento de incomprensión y soledad.
Pero si recordamos que Amarse a uno mismo es respetarse, entonces podemos libernarnos de falsas obligaciones, o de mandatos sociales que quizás no nos ayuden a ser felices.
Una de las cualidades del Amor es la honestidad. Y si podemos ser honestos con nosotros mismos, también lo seremos con los demás.
Si las personas de nuestro entorno de verdad nos Aman, sabrán comprendernos y aceptarnos, tal cual somos. Y si no nos comprenden ni aceptan, entonces no nos Aman, y si no nos Aman… ¿qué sentido tiene relacionarnos con ellas?
Hay muchas maneras diferentes de vivir y de celebrar la Navidad. Somos mucho más libres de lo que pensamos, y en esta nueva era que ya comenzó debemos dejar atrás condicionamientos y hábitos inculcados por los demás, y que no apoyan el Amor incondicional.
¡Eres libre! Si no te sientes a gusto con el modo tradicional de celebrar estas fechas, puedes hacerlo sólo con quienes amas de verdad, o no celebrarlas en absoluto.
Puedes viajar o también celebrarlas a solas, y en lugar de sentirte mal por no tener con quién compartir, puedes disfrutar inmensamente de tu propia compañía.
Yo viví sola en el extranjero la mayor parte de mi vida, y durante muchos años, cuando llegaba la Navidad, me preparaba un pequeño banquete, me ponía mi mejor vestido, encendía velas y escuchaba música relajante, y me sentía profundamente satisfecha por no caer en la trampa mental de sentirme “sola y abandonada”.
Yo celebraba el nacimiento de Jesús, quien trajo el Amor a la Tierra, y me conectaba con el Amor por mí misma, por ese gran Maestro y por la propia vida.
Podemos Amarnos, respetarnos, o llegar al punto de enfermarnos por querer complacer a los demás…
La elección siempre ha sido y será nuestra.
¡Feliz Navidad!
©2013- Enriqueta Olivari. Se pueden reproducir los contenidos, pero citando a la autora y al sitio: http://www.sanatualma.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario