Todos pasamos malos momentos en la vida. Esa es una realidad inmutable. Por más que luchemos, tratemos de ser felices, y pongamos todo de nuestra parte por hacer realidad los sueños, hay ratos negativos, las hojas caen, pero el árbol sigue en pie, y nosotros no debemos rendirnos jamás.
Por mucho frío que haga a tu alrededor, por mucho que te hieran o dañen, tú has de adherirte a tus fuertes raíces, ser inamovible, invencible, incapaz de perder el aliento, siempre mirando hacia delante, porque volverá el clima cálido y feliz.
Tu tronco puede balancearse, sucumbir a ciertos momentos malos y tristes. Tus ramas pueden quedarse sin hojas, pero nunca debes permitir que tu árbol, el tronco que es tu vida, tus raíces, caigan en desgracia.
Por muy secas que estén las ramas de tu vida, por muchas hojas que se hayan caído, por muy dañada que esté la corteza de tu existencia, tú siempre debes seguir en pie, sereno, prestante y orgulloso.
“Es duro fracasar, pero es todavía peor no haber intentado nunca triunfar”
-Theodore Roosevelt-
VÍA LA MENTE ES MARAVILLOSA
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