Ayer estuve por más de una hora en la fila de un banco para cobrar un cheque. Ocho taquillas y sólo dos cajeros, mi fila permanecía inmóvil mientras la otra se movía. En algún momento decidí cambiar de fila y paso lo peor… apenas salí de ella, comenzó a moverse mientras que la mía se quedó quieta… Me tranquilicé un poco y sonreí recordando las famosas leyes de Murphy, de las cuales mi esposo es fanático y, si mal no recuerdo, dicen algo así: "Siempre, la otra fila se mueve más de prisa y si usted se cambia de fila, la que acaba de dejar comenzará a moverse más rápido que en la que usted se encuentra ahora. Además, si acaso decide regresar a su fila original, desordenará las dos filas y enojará a todo el mundo".
¿Por qué está en nuestra naturaleza humana el considerar que los otros siempre tienen lo mejor y que a nosotros nos ha tocado la peor parte? En realidad, muchos de estos pensamientos tienen que ver con la envidia.
Si pudiésemos vivir la vida de la persona a la que envidiamos, lo más probable es que descubriríamos que no todo es color de rosa en su vida, como lo veíamos desde afuera, pues "nunca, nadie sabe lo de nadie".
Por eso, dejemos de prestarle atención a lo que viven los demás y dediquémonos con voluntad y responsabilidad a vivir nuestra vida, de una mejor manera.
Todos sin excepción queremos ser más felices y exitosos, tener más bienestar y tranquilidad, todos también decimos que estamos trabajando en ello, pero nuestros pensamientos y acciones nos muestran todo lo contrario, pues en el momento en que nos damos cuenta del trabajo, la voluntad, el sacrificio y el entusiasmo que se requiere para convertirlo en realidad, lo abandonamos inmediatamente.
¿Hacemos todo aquello que nos com- prometemos a hacer? ¿Cumplimos con nuestras citas importantes o pequeñas? ¿Respetamos la palabra empeñada cueste lo que cueste? Si no hacemos las pequeñas cosas del día a día, no podremos asumir compromisos mayores.
Los sueños sólo se hacen realidad para aquellos que están comprometidos a alcanzarlos y dedican el tiempo, la constancia y el trabajo necesarios para lograrlos.
Si no somos responsables y consecuentes, la vida nunca nos dará lo que buscamos, pero si asumimos el compromiso nos dará prácticamente todo.
MAYTTE
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