Un guerrero de la luz siempre hace algo fuera de lo común. Puede bailar por la calle mientras se dirige al trabajo, o mirar a los ojos de una persona desconocida y hablar de amor a primera vista. Un guerrero de vez en cuando defiende una idea que puede parecer ridícula, pero en la cual cree.
El guerrero de la luz se permite vivir un día diferente del otro.
Él no tiene miedo de llorar antiguas penas o alegrarse con nuevos descubrimientos. Cuando siente que llegó la hora, deja todo y parte hacia su aventura tan soñada. Cuando entiende que está en el límite de su resistencia sale del combate sin culparse por haber hecho una o dos locuras inesperadas.
Un guerrero no pasa sus días intentando representar el papel que otros escogieron para él.
PAULO COELHO
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