martes, 14 de abril de 2015

La rosa es el loto de Occidente....♥



En efecto, todos los símbolos atribuidos al loto en Egipto y en Asia, se representan en Europa con la rosa. De manera que también es la flor mística por excelencia, símbolo del nacimiento y el renacimiento, de resurrección cristiana y de vida eterna. Sin embargo, esta bella flor es originaria de la India, puesto que hay un perfume que lleva su nombre.

En Grecia, también era bastante apreciada. La especie que crecía en la isla de Rodas, entre los rododendros o laureles rosas que llevan su nombre (en griego, ''rosa'' se llamaba rhodon), era célebre, como lo era la esencia de rosa, uno de los más preciados perfumes de Arabia.

La rosa de los vientos, que designa las 4 direcciones, en seguida fue realizada bajo la forma de una estrella de 32 puntas que correspondían a los 32 vientos en la brújula de los marineros y que evoca al loto de 8 pétalos.

Símbolo de la mujer por excelencia, de la belleza, de la pureza y de la santidad, la rosa es el atributo de Virgen. Así pues, el rosario o rosarium que designaba una guirnalda de rosas con que se coronaban las estatuas de la Virgen, se utilizaba como rosario para rezar y acabó designando la plegaria que se pronuncia mientras se va desgranando, igual que los monjes hinduistas y budistas, en el otro lado del planeta, recitan sus mantras, los textos e himnos litúrgicos que consideran instrumentos de meditación.

La rosa de Jericó, o flor la Pasión, es una pequeña planta originaria de que tiene la particularidad de renacer, inmersa bajo el agua cuando ya se la cree marchita. Esta propiedad le valió numerosas leyendas que, de Oriente a Occidente, la convirtieron en una flor milagrosa, cuyas virtudes fueron asociadas a la rosa común. De hecho, la rosa de innumerables especies fue sin duda introducida en Europa por Cruzados, en el siglo XII, que aportaron rosales.

Así pues, históricamente, sabernos que la célebre rosa de Provins, en Francia, cuyo cultivo se extendió gracias a los condes de Champaña, y especialmente a Enrique II, rey de Chipre, y más tarde de Jerusalén, es originaria de Damasco. Pero ya en los siglos I, II y III de nuestra era, los médicos griegos Dioscórides, Galeno y Teofrasto cultivaban rosas, tanto por su belleza y su perfume como por sus virtudes medicinales. En efecto, desde la más alta Antigüedad, la infusión de pétalos de rosas se conocía por su eficacia para los dolores de garganta y para estimular la actividad pulmonar.

Por otro lado, el agua de rosas es una maravillosa loción que limpia y tonifica la piel y que, por estas razones, tenía la reputación de ser una verdadera agua de juventud.
VÍA MITOS Y LEYENDAS

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