Un matrimonio salió de vacaciones y al volver encontraron la casa asaltada: los ladrones se habían llevado todo.
El marido acusó a la mujer, diciendo que no había colocado las trancas. Ella afirmó que él se había olvidado de cerrar la puerta con llave. Comenzó una larga discusión, hasta que los vecinos llamaron a un padre para serenar los ánimos.
-¡La culpa es de ella, que siempre fue descuidada!
- ¡No, la culpa es de él, que nunca presta atención a lo que hace! –respondió la mujer.
–Un momento –dijo el padre. –Vivimos culpándonos los unos a los otros por cosas que jamás hicimos, y terminamos cargando un fardo que no es nuestro. ¿Es posible que nunca se les haya ocurrido la idea de que los ladrones son los verdaderos culpables del robo?
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