domingo, 18 de mayo de 2014

TENGO MIEDO DE DECIRTE QUIEN SOY...


“Tengo miedo de decirte quién soy. Porque si te digo quién soy, puede que no te guste cómo soy, y eso es todo lo que tengo”
(John Powell, músico)
Puede resultar sorprendente: lo que más se desea, en este caso la proximidad afectiva, también atemoriza. Inconscientemente, existe la impresión de que quien se muestra demasiado abierto corre el riesgo de ser invadido. Es lógico. Al entrar en contacto con otra persona nos mezclamos, aunque solo sea ligeramente. Quizá podemos sentir la pena, el dolor o la alegría que está sintiendo el otro, o algunos de sus pensamientos pueden infiltrarse.
Al entablar contacto es posible sentirse desnudo o vulnerable. Se desvela una parte interna de la personalidad, y existe el temor a la burla o a que el otro utilice la información para controlar o lastimar. Esta tendencia a defender el espacio personal es saludable, salvo cuando se convierte en una barrera que impide conectar con los demás. Pero el riesgo también implica una ganancia. Solo cuando alguien puede mostrarse como es puede conectar realmente con otra persona y enriquecerse de la relación. Aunque las fronteras personales deben existir, conviene que no sean rígidas e inamovibles, sino permeables según las circunstancias.
VÍA REFLEXIONES DIARIAS

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