Las antiguas leyendas nos dicen a menudo que cuando nacía un príncipe, al bautizo acudían hadas con regalos. Uno se siente tentado a preguntar qué regalos pediríamos para nosotros mismos si tuviéramos potestad sobre esos asuntos. En otras palabras , ¿cuáles son digamos, los tres mejores dones con que puede nacer un niño?
Sugiero estos tres: Una buena constitución, un buen carácter y sentido común. Creo que un niño dotado con estas tres cualidades tendrá muy pocas dificultades en la vida.
Pongo en primer lugar una buena constitución porque la salud es la mayor de todas las bendiciones. Sin una buena salud, no se puede hacer gran cosa. Eso, claro, todo el mundo lo entiende.
Por otra parte, la gente no siempre comprende la importancia de un buen carácter para lubricar las ruedas de la vida cotidiana. No entiende que si uno tiene un buen temperamento, hace amigos dondequiera, sin necesidad de un esfuerzo especial. Un buen carácter lo salva a uno de la crítica, el resentimiento, la censura, los celos y de todas las cosas negativas que arruinan la vida.
Por último, señalo el simple sentido común. Creo que el puro sentido común, como se le llama, es más importante que la posesión de cualquier tipo de habilidad o de un gran talento. Será más útil para que un niño o niña superen cualquier dificultad práctica que toda la instrucción que puedan recibir. Todos hemos conocido a hombres y mujeres muy brillantes que aparentemente tienen todos los dones para triunfar en la vida pero que, debido a la falta de un sencillo sentido común ,naufragan.
Ahora bien, suponiendo que uno piense que no ha recibido alguno o ninguno de estos dones, ¿ qué se puede hacer? Veamos: las enseñanzas de Jesucristo dicen que nada bueno que pidamos se nos negará . Si usted quiere alguno de los dones que mencionamos, pídalo todos los días , rezando, reclámelo, e incorpórelo a su carácter haciendo lo que corresponde en cualquier circunstancia que se presente.
“Todo cuanto pidiereis, orando, creed que lo recibiréis y se os dará”. Marcos 11.26.
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