Las filosofías orientales tradicionales describen la profunda interacción entre la energía de la Tierra y la del cuerpo físico humano, y la fuerte conexión entre la energía femenina y la atracción natural de la Tierra. Entender que la naturaleza de la mujer, con sus flujos y reflujos, es positiva y poderosa, nos da la oportunidad de sanar y vivir de forma equilibrada y sana.
Según algunas creencias orientales, el cuerpo de las mujeres difiere del de los hombres en que la energía de la Tierra sube por nuestro cuerpo y lo penetra. Esta energía femenina «atrae hacia dentro», es una fuerza centrípeta, y es irresistible. Es tan poderosa, que si se vive en un ambiente familiar, la mayo- ría de los miembros de la familia giran alrededor de la persona que tiene la mayor energía centrípeta — generalmente la madre—, y cuando no está, lo notan agudamente. Los hijos se guardan sus quejas para contarselas a su madre al final del día si ella no ha estado en casa. Mis hijas siempre quieren saber dónde me encuentro cuando estoy en casa. Si salgo de una habitación, antes de que pase un minuto me llaman: «Mamá, ¿dónde estás?». Cuando eran más pequeñas siempre tenían que estar conmigo en la misma ha- bitación. No pude darme un baño sola hasta que la mayor cumplió los nueve años. En cambio, cuando las niñas eran pequeñas, mi marido tenía que estar fuera mucho más tiempo que yo para que ellas lo notaran. Esa energía centrípeta de la mujer está en funcionamiento cuando se pone el bebé al pecho, y cuando acepta el pene en su vagina (si es heterosexual) y su óvulo hace señales químicas a los espermatozoides para que naden hacia él.
Michio Kushi, el maestro de macrobiótica que fue el primero en escribir sobre esta forma de energía para lectores occidentales, señala que la fuerza centrípeta de la Tierra que sube por los pies está presente también en los hombres, así como la fuerza del cielo, que baja y entra en el cuerpo por la cabeza (fuerza centrífuga), está también presente en las mujeres. Lo que difiere es el grado en que está presente cada energía. En general, en las mujeres hay más energía de la Tierra que sube. Me han dicho que las mujeres del pueblo navajo usan faldas porque eso aumenta el acceso del cuerpo a esa energía de la Tierra a través del círculo que forma la falda (véase figura debajo).
La energía centrípeta es una fuerza conectora que influye en todas las personas que nos rodean, porque las mujeres tendemos a ser el centro de la vida familiar, las que asumimos la responsabilidad psicológica del bienestar de los demás miembros de la familia. Por lo tanto, cuando una mujer mejora su vida, generalmente toda la familia se beneficia (tenga hijos o no). Ella marca el tono. El bienestar de la familia y el de la sociedad dependen de que las mujeres sanemos y nos mantengamos sanas. Parte de la creación de salud es entender el poder de la energía femenina y sus implicaciones. La salud de los seres queridos de una mujer está directamente ligada a su salud personal. De modo que hemos de tomarnos el tiempo que necesitamos para sanar. Nos lo debemos en primer lugar a nosotras mismas.
La fuerza centrípeta —que atrae hacia dentro— es sólo un modo de describir la energía femenina. También tenemos siete centros energéticos concretos en el cuerpo llamados chakras. Normalmente los factores emocionales y psíquicos afectan al cuerpo femenino y sus centros energéticos, los chakras. No te extrañes si sientes cierta resistencia a escuchar esta información. No te culpes por los acontecimientos del pasado que han sido causa de comportamientos poco sanos en tu vida presente. Simplemente obsérvalos y comienza el proceso de sanación.
Extracto del libro “Cuerpo de Mujer, Sabiduría de Mujer” de la Dra. Christiane Northup.
VÍA LUZ ARCOÍRIS
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