La palabra mándala, que viene de la lengua hindú clásica o sánscrito, es un diagrama formado por figuras geométricas dispuestas sobre una circunferencia de modo simétrico y organizado, en relación a lo que se quiere plasmar.
Puede ser un dibujo, aunque también puede representarse mediante piedra o aena.
El mándala es la respuesta que los hombres, de todas las culturas, encontraron para explicar el lugar que como humanos ocupamos en un mundo en el que existen las esferas celestes y lo microscópico, aquello que nuestros ojos no ven pero nuestro cuerpo sí siente.
El conocido signo del Ying y el Yang, representa el mándala básico, una circunferencia donde lo femenino y lo masculino se complementan e integran ya que cada color tiene una pequeña muestra del color de su elemento antagonista. El signo Ying tiene un círculo del color del Yang en su interior, y viceversa, un círculo que hace a dos opuestos indivisibles e interdependientes, como ocurre con todos los organismos que conforman el universo.
Mesoamericanos, hombres del medievo y mon-jte orientales coincidieron en ver el mundo co\ño un todo completo, un mundo integral en el qfle la vida estaba interrelaclonada. La forma elegida para plasmar esta idea de unidad se inspiró en los astros que dominaban la luz y la oscuridad, dentro de estas formas circulares se incluiría otro círculo, el que representaba la interrelación de todas las cosas.
En el continente americano aztecas y mayas hicieron del calendario circular una de sus máximas muestras de expresión, a través de esta circunferencia de piedra repleta de símbolos y colorido dormía de forma ordenada la concepción del mundo y el tiempo. Los indios navajos fueron famosos por sus mándalas de arena y sus ceremonias de creación y disolución, extremadamente parecidas a las realizadas por los monjes tibetanos.
La ciencia afirma que sólo vemos el 10% de lo que nos rodea. Por ello, practicar la contemplación mediante el mándala es abrir más la puerta al restante 90% en el que estamos a oscuras.
Todo el mundo puede realizar un mándala porque, según los preceptos budistas, todos tenemos dentro una pequeña parte destinada a la Iluminación.
Esta práctica creativa permite llegar a la meditación para así ponernos en contacto con nuestra alma permitiéndole expresarse a través de un simple dibujo. Expresar la imagen mental que nuestro espíritu crea puede ser tarea difícil por lo que se recurre a la simbología. Una representación compleja, como la tibetana, puede llegar a plasmar 82 diferentes símbolos.
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